El folato o ácido fólico es una vitamina del grupo B, concretamente la B9 y se presenta en cerca de unas 150 formas en alimentos (especialmente en hojas de color verde oscuro, como las espinacas) pero es una vitamina termolábil, es decir, que se destruye con el calor, por lo que en momentos de alta necesidad debe suplementarse.
La función del folato es la creación de material genético (ADN o ARN) y por ello es fundamental en la división celular necesaria para la creación de una nueva vida, durante las primeras semanas de gestación.
Cuando la madre no dispone de suficiente folato puede haber problemas en el desarrollo del feto, especialmente defectos del tubo neural como la espina bífida, anencefalia (defecto de formación de parte del cerebro y el craneo), labio leporino… Y también se asocia a abortos en primer trimestre.
A nivel materno también puede causar complicaciones como la preecampsia, el desprendimiento de placenta antes del parto o depresión posparto, de ahí la importancia de mantenerlo todo el embarazo e incluso posparto, mas allá del primer trimestre como se recomendaba hace unos años.
El acido fólico precisa de activación para convertirse en folato activo o metilfolato. En resumen: El folato es la forma presente en la naturaleza, y el metilfolato es la forma ya activa.
¿Por qué se recomienda el metilfolato?
La activación del folato depende de una enzima llamada metiltetrahidrofolato reductasa (MTHFR). El problema lo tenemos en que gran parte de la población presenta un déficit de esta enzima activadora: En concreto en España cerca de un 60% de las mujeres, lo que implica que solo un 40% son capaces de activar el ácido fólico para que sea útil, por ello, si administramos directamente un folato activo o metilfolato nos saltamos la parte de activación, dándole directamente a la mami una forma útil y cubriéndonos las espaldas ante una posible incapacidad para activarlo y las consecuencias derivadas.
En el mercado las formas activas se comercializan bajo las patentes Quatrefolic® o Metafolin® o metilfolato, es esencial fijarnos, y no tomar el clásico ACFOL 5mg o YODOCEFOL, ya que el ácido fólico no solo no hará su trabajo si no está activado, sino que el acúmulo de ácido fólico inactivo también puede tener consecuencias no deseadas.
Además, si este no se activa, se elevará otro marcador sérico llamado homocisteína, que además de causar inflamación y estrés oxidativo, incrementa el riesgo de aterosclerosis y trombos.
Además, el folato precisa de otros cofactores para hacer su función, por lo que lo mejor es tomarlo en un suplemento preconcepcional. Son buenas opciones:
- Donna plus embarazo
- Multinatal activo [Bonusan]
- Raw Prenatal [Garden of life]
- Seidibion prime
- Exelvit esencial preconcepción y embarazo
¿Cuál es la cantidad de metilfolato que hay que tomar en el periodo preconcepcional? ¿Y a lo largo del embarazo? ¿Cómo se va ajustando el suplemento a lo largo del embarazo?
A día de hoy sabemos que la creación del tubo neural se desarrolla antes de las 6 semanas, por tanto, si empezamos la suplementación tras el test positivo ya vamos tarde y los defectos ya estarán en desarrollo, por ello lo mejor es asegurar el aporte de ácido fólico activo durante 2-3 meses antes del embarazo para llegar a la concepción con buenos niveles, y mantenerlo durante todo el embarazo y posparto para evitar los efectos adversos de su déficit tanto en el feto como en la madre.
Sobre las dosis, es necesario personalizar: Los estudios nos indican que si tenemos valores normales de homocisteína y en pacientes de bajo riesgo, la dosis óptima oscila entre 400-800 mcg. Si tenemos valores elevados de homocisteína (superiores a 8) o en población de riesgo como por ejemplo una mutación MTHFR confirmada: 1000 mcg e ir ajustando.
¿Hay que tomarlo en algún momento del día o con/sin comida?
Generalmente las vitaminas del grupo B se activan con el ácido del estómago por lo que sería más recomendable tomarlo con comida.
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